Las cosas se están volviendo sobrecogedoras. Entre los incendios que barren todo, y dejarán abiertos pasos donde nadie ha transitado nunca antes, desde tiempos inmemoriales; el viento solar en contacto con la Tierra, que vuelve el aire candente; el hielo que se derrite liberando en el éter informaciones custodiadas por eones.
El cuerpo está cansado.
¿Cómo puede ser de otro modo? Somos atravesados por fenómenos a los que no hemos asistido nunca. ¿Es todo un caos… puede ser de otro modo? Somos hijos de los tiempos. Cada alma encarnada ahora ha elegido exactamente estar aquí para ser testigo, guardia, facilitador, protagonista, espectador, de este paso increíble.
Cada uno permanezca en aquello que se activa espontáneamente, porque allí hay un regalo, a pesar de todo: a pesar de la desesperación, de la sensación de impotencia, el sufrimiento y la compasión. Sabíamos que estaban esperándonos momentos importantes. Y aquí estamos. Activamos la oración dentro nuestro. Nos convertimos en oración, nos convertimos en compasión, actuamos desde el corazón…empezamos a movernos con la delicadeza que queríamos que el mundo tuviera.
Cada ser humano es una potente bomba llena de energía de curación. Se llama Kundalini y es el empujón de cada corazón para alcanzar su máxima manifestación…. cuando todo se vuelve posible sólo porque somos Vida.
Aunque alrededor todo parezca derrumbarse y los puntos de referencia caen, a dónde hemos llegado nosotros en todos este años de recorrido de auto-descubrimiento y conciencia?
¿A dónde han ido a acabar todas aquellas informaciones coleccionadas durante seminarios, retiros espirituales, viajes chamánicos? Es tiempo ahora de integrar y moverse sobre la base de las tonalidades que emanan de la Voz Interior. ¿Queremos rezar? ¡Convirtámonos en rezo, actuemos eso en cada momento, no importa si sentimos que no estamos sincronizados…. lo estaremos sin duda! Produzcamos dentro de las condiciones que esperamos vivir fuera. ¿Cómo podemos creer si no es así, lograr cambiar el mundo?
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