El período de Escorpio es así…todo lo que ha permanecido oculto por ser demasiado fuerte para lidiar ahora tiene que salir a la superficie y eso es lo que está pasando ahora. Así que no hay razón para tener miedo, de hecho, en la medida de lo posible busquemos la apertura, sabiendo que, a pesar de la apariencia, todos estamos viviendo una profunda curación de recuerdos antiguos que todavía estaban envenenando nuestra sangre.
A lo que somos invitados ahora, a diferencia del pasado, no es quitar el veneno, sino convertirnos en inmunes. No se nos pide ahora que arranquemos algo. Se trata de hacer lugar al grito de dolor que los conflictos internos han producido en nosotros y de escucharlos. Es hora de llevar calor al frío de las partes negativas. Estamos ante los aspectos de nosotros de los que nos avergonzamos, que siempre hemos dejado atrás voluntariamente, en la ilusión que se convirtieran en invisibles, pero eso era lo que obviamente emergía continuamente cada vez que intentábamos realizarnos, expandirnos, amar.
Respiremos desde lo profundo dejando ir la rigidez del juicio y hagamos espacio dentro de nosotros a la bruja, a la envidiosa, al conspirador, al tirano, al cínico, a la hipócrita, a la maldiciente, al deprimido, a la lamentosa, al necesitado, al negador, a la fría, al arrivista, al oportunista. Hagamos espacio.
El Sol en Escorpio nos lleva allí paso a paso dentro de las oscuras profundidades de sí mismo…Si seguimos este camino, podremos cambiar de piel. La única manera de alejar el conflicto de nuestras vidas, para atraer a un compañero o compañera con quien tener una relación sana y constructiva. Es la única manera de sentirse íntegro y sereno. Incluir. Es el paso necesario para aprender a amarse profundamente. No me pregunten cuándo terminará. Estamos donde estamos con todo el amor posible. Terminará en base a nuestra voluntad de girar página y de ir más allá, aunque aparentemente nos sintamos empantanados e imposibilitados para continuar. Bendigamos cada momento, cada aliento, cada regalo. Es un nacimiento y estamos saliendo del cuello del útero de la gran serpiente, deslizándonos por su cuerpo, hasta adquirir una nueva forma y una nueva luz. Una operación a corazón abierto.
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