Van un par de días con Mercurio retro y es como si estuviera parada en el punto al final de una frase…esperando a que se escriba algo más pero la mano no se mueve. La mente no está en orden. Los sueños son muy intensos y parecen decirme algo que aún no logro comprender. Hacer es algo que cuesta en estos momentos. Pensar, ni hablar de ello. La memoria se ha reiniciado y es difícil meter los conceptos uno detrás del otro.
El mayor regalo de Mercurio retrógrado es el impulso a la inacción, el descanso del guerrero, esa actitud fluida en la que el cuerpo gobierna la decisión y no hay programación. Para aquellos que son tan mentales, es un mundo nuevo que se abre e invita a moverse descubriendo ritmos desconocidos.
Es un nuevo mundo para aquellos que han querido vivir blindados detrás de gruesos muros de control…cuando defenderse se hace importante. Mientras hay guerras de poder el control se hace determinante.
Pero luego el cuerpo se desploma, marcando el final de una era. Este es el pasaje de la muerte, cuando todo se desmorona y ya no hay lugar para llevar adelante la vida anterior. Todo termina como lo hemos conocido hasta ahora. Punto.
Y entonces, como hace el alma, también los vivos finalmente aprenden a dejarse arrastrar por la corriente del amor más grande.
¿A qué lugares estamos llegando con tanta energía Escorpio…contacto con el pasado, con los lados ocultos de sí mismo? ¿Está saliendo a la superficie toda la antigüedad de nuestra historia? ¿Acaso nos estamos dando cuenta de que los seres con los que nos hemos identificado hasta ahora, ya no hay conexión y es hora de que cambiemos algo, quizás incluso definitivamente? Las respuestas llegarán más adelante…por ahora relajémonos en el sentir.
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