Marte se encuentra en Escorpio desde hace un mes, un movimiento muy interesante porque siempre tiende a sacar lo que yace en el fondo. Marte en Escorpio es el Alquimista, un ser sabio que no teme las insidias de la sombra, esperándolas para procesar sus contenidos, alimentándose de la adrenalina que los desafíos más arduos contra sus propios demonios interiores crean. En este fin de año, como no es suficiente, el Guerrero Sabio se une a la Hechicera, Lilith, la mujer desobediente, que desde mayo de 2019 transita por Piscis.
Este apoyo recíproco de dos arquetipos desestabilizadores tiende a abrir brechas en los comportamientos civilizados, edulcorados por la pasión y la temeridad loca de quien ya no tiene nada que perder. En cambio, siempre tenemos miedo de perder algo: las personas que nos rodean, que deben amarnos por la fuerza; la posición social, de lo contrario, ¿quiénes somos? o las ventajas garantizadas por múltiples compromisos extremadamente complejos. Es así para todos. Es difícil que alguien se libre de las redes sociales o parentales. Sin embargo, Marte y Lilith son nuestras partes interiores: la primera sangre y la fuerza vital y sexual, implacable e imparable; la segunda representa el conjunto de las reacciones a la herida del rechazo y del amor negado. Estando ambos en signos de agua, enciende misteriosos fuegos de pasión, tanto romántica (dando vida a historias prohibidas) como en todos aquellos campos cuya exploración nos hace sentir vivos y creativos. …..y aún más, el estallido de la llama emocional olvidada desde hace mucho tiempo, hace subir a la conciencia recuerdos de injusticias sufridas, y un gran sentido de revancha. Sólo queremos ir hacia algo que creíamos perdido; nada debe interponerse entre nosotros y el objeto del deseo. Algunos pueden incluso querer cambiar su vida para alcanzar el objetivo deseado. Aquí se trata de detenerse y respirar profundamente.
Los tránsitos en los signos de agua, ligados al mundo emocional, están llenos de trampas. Nos movemos porque es nuestro camino, o porque todavía nos ciega una ilusión generada por los recuerdos que guardamos en la memoria celular? Detengámonos y respiremos para ganar equilibrio e intentemos mirar más allá. Sea lo que sea lo que estamos buscando, es una parte de nuestra alma que donamos como un acto sagrado de amor, sin saber que nos estábamos privando de un pedazo de nosotros mismos. Tal vez pensamos que es una persona, o el trabajo, o un objetivo al que hemos dedicado años. Sólo nos estamos buscando a nosotros mismos. O más bien, partes de nuestra esencia que no nos han seguido en esta vida encarnada. Entonces se vuelve importante rendirse y dejar que el paso entre 2019 y 2020 se convierta en un paso a través de la famosa emboscada que nos ofrecen los tránsitos en Capricornio para dejar ir las ilusiones, para reforzar el trabajo de reseteo ofrecido por el Eclipse de Sol en Capricornio del 26 de diciembre.
El Trígono comienza el 27 de diciembre. Llega al grado exacto el 29 de diciembre y termina el 3 de enero, porque el 4 Marte pasa a Sagitario. Es un proceso alquímico de una potencia inaudita, que se añade a todo lo que ya se mueve en el Cielo interior, cuyo objetivo es conducirnos hacia una nueva forma de consciencia, haciéndonos lo más ligeros posible, en todos los niveles posibles. No sólo eso, sino que también es necesario alcanzar un profundo sentido de unidad interior. Es el momento de sentirse unidos dentro, ya no proyectando la «culpa» fuera. No hay un exterior.
Existen experiencias de nosotros mismos sobre diferentes matices de la realidad. Vivimos continuamente en el sentido de la separación sin ni siquiera darnos cuenta y a menudo nos quejamos porque en la vida las situaciones no funcionan, sobre todo a nivel sentimental. Es un compromiso sagrado que nos tomamos con nosotros mismos y el encuentro entre nuestras partes opuestas… con los demonios interiores… es sagrado. La mayor ilusión de separación es la entre el hombre (actuar) y la mujer (sentir) interiores. Cuando sentimos una emoción y la negamos por miedo a las consecuencias, nuestras dos partes están separadas y nos estamos traicionando, no nos estamos respetando por miedo a no ser amados. Al dejarnos ser aprendemos el respeto de lo que hay; superando el miedo al juicio, nos abrimos al encuentro sagrado entre Marte la acción, y Lilith, sentir negado y rechazado por nosotros mismos. Este encuentro sagrado sucede cuando nos hemos liberado de las ilusiones y expectativas del amor. Aprendemos a amar a través de la aceptación de ser como somos. Ningún tipo de ilusión que proyectamos en el otro nos puede proteger del sufrimiento. Sólo la plena consciencia de nuestra fragilidad puede hacernos fuertes y hacernos elegir para atraer el amor. Marte y Lilith que se apoyan es un signo de paz entre los géneros en este paso difícil. Hacer las paces con lo que creemos enemigo, tanto dentro como fuera, es la llamada ahora. Es aprender el sentido del amor puro.
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