Estos últimos días toda nuestra atención se ha centrado en los grandes movimientos interiores de desestructuración pesada a nivel individual y colectivo.Mientras eso ocurría el pasado 11 de enero Urano retomó su movimiento directo. ¿Qué representa Urano? Es la parte humana más conectada con las frecuencias elevadas de la Fuente. Es una corriente que nos atraviesa y prepara la personalidad para el contacto directo con el Ser. Los movimientos de Urano son lentos, permanece en cada signo 7 años, determinando el curso del despertar de la conciencia humana. En 2011 comenzó un tránsito en Aries (primer signo zodiacal, el pionero) que nos acompañó dentro del fin del mundo tal como lo conocíamos, ocurrido en 2012.
De 2012 a 2018 nos enseñó a dejar ir todo lo que creíamos que éramos. Luego entró en Tauro, y del mundo del fuego de Aries, de los grandes proyectos, de la apertura al Nuevo, Urano pasó a un signo de tierra, para arraigar al Nuevo en el núcleo del planeta, hasta el 2027. Un viaje importante.
El proceso de desestructuración se ha vuelto irreversible e inevitable. Su tránsito es siempre directo de enero a agosto, es decir, las energías nos acompañan en un impulso constructivo hacia lo Nuevo. De agosto a enero su movimiento se vuelve retrógrado, es decir, las energías se ralentizan, surgen las dificultades, pero sólo para llevar la desestructuración dentro de nuestras células. Podríamos sentir que todo se nos viene en contra, pero en realidad estamos experimentando lo Nuevo ya aplicado a la vida.
Es difícil porque la personalidad no siempre se conecta al Ser, y probablemente no hemos trascendido totalmente cada parte nuestra donde el miedo está atrapado. Ahora ha comenzado de nuevo el movimiento directo. Esto coincide con el cielo astrológico sin más retrógrados. El movimiento es sólo hacia adelante, nada nos une al pasado, al menos hasta abril. Cada año es así, son los movimientos sincrónicos duales de nuestro mundo. Es como el ciclo de la respiración o la alternancia de la oscuridad y de la luz. Nos expandimos y luego nos contraemos. Seamos conscientes y acompañemos la alternancia de manera espontánea.
Aries, Cáncer, Libra y Capricornio aman las novedades y las aperturas, por lo que se sentirán capaces de superar cualquier obstáculo. Su fuerza y determinación es una bendición porque no se deja detener por el estado imperante de conciencia del miedo.
Tauro, Leo, Escorpio y Acuario están directamente afectados por este movimiento. Tienen la tarea de enraizar la nueva frecuencia de apertura a lo Nuevo. Somos antenas que reciben y luego descargan las frecuencias celestiales dentro del núcleo de la Madre a través del sistema nervioso y la respiración. Es hora de que nos demos cuenta de que somos instrumentos que el Espíritu utiliza para encarnar en la Tierra.
Géminis, Virgo, Sagitario y Piscis reciben un impulso del pasado, porque Urano viene desde atrás. Por eso el flujo hacia el futuro se ha activado y hay que seguirlo. Los nativos nacidos en estos signos representan la nueva humanidad alineada con la Fuente.
Busquemos cada uno su lugar y amemos la frecuencia que nos toca emanar.
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