La Luna Llena de este mes en el Arquetipo de la Libertad habla en cambio la lengua dolorosa de su privación.
No, no somos libres. Tampoco lo es quien piensa serlo obedeciendo a una ilusión colectiva. Hecho de separación e identificación con los temores más básicos del ser humano. La muerte. Incluso como remota posibilidad.
Donde hay un grado tan alto de apego que se restringen espacios vitales para otros seres humanos, no hay libertad y no hay sabiduría.
Acuario es el lugar de la madurez alcanzada. De la Conciencia que casi ha terminado su viaje a lo largo de la rueda del Zodiaco y ya está libre de los apegos, de las identificaciones con el plano material. La libertad pertenece entonces a la Conciencia adulta. Pertenece a quien ha aprendido a autodeterminarse , habiendo integrado el principio de responsabilidad.
¿Y qué estamos proyectando todos?
¿Qué está pasando en la pantalla colectiva?
Prohibiciones, restricciones, miedo. Miedo de enfermar. El miedo nos mantiene la cabeza bajo el agua como un matón despiadado.
Pero, ¿a quién pertenece el miedo? Al que no ejerce su poder y debe someterse al de los demás. A la Conciencia que, aún joven e inexperta, se acerca en busca de alguien o algo que la defina, de una autoridad patriarcal que diga esto se puede y esto no. Se tiene miedo cuando se ha delegado fuera el mando de nuestra existencia. Cuando la vida y el bienestar dependen únicamente del comportamiento de otra persona, de sus decisiones, de lo que hace. Cuando los demás se vuelven tan fundamentales como para tener que encerrarlos, no se está en el centro de uno mismo, sino en una periferia lejana.
Tan lejos que el mundo se transforma en un teatro de división absurdo que claramente, Amor no es.
Porque Amor es unión, es capacidad de ver en el otro a sí mismo y de comprender que nada se puede hacer al otro sin que se haga también a sí mismo. En Un Curso en Milagros, una de las más altas canalizaciones se dice «El Espíritu te enseñará a reinterpretar todo lo que percibas como aterrador, porque sólo lo que es amoroso es verdad». Todo lo demás es mentira. Locura. Sólo el Amor es verdad. Sólo el Amor existe. Cualquiera que piense que puede encontrar bienestar y plenitud encerrando a alguien más se encierra a sí mismo sin tener constancia. Cree que respira y se ahogará.
Cuando se aprietan las cadenas sobre un hermano, se hace a sí mismo con la misma intensidad y violencia.
Y cuando se niega algo, se fortalece. Cuando se quiere borrar algo, sólo se le invita a ser más enérgico.
Lo que recibe límite se hace grande.
Y esta Luna viene a mostrarnos nuestros límites como una gran maestra. Nos pone ante las pretensiones infantiles que aún alimentamos de controlar hechos que pertenecen a Dios.
La vida.
La muerte.
Viene a enseñarnos una vez más que el flujo de lo Divino no es un arroyo al que se pueda encadenar. Al cual se pueden poner condiciones y frenos y decretos ley.
Sólo existe el Amor.
Recordémoslo al menos por la duración de esta Luna.
No Comments