El Plenilunio de este mes es en Sagitario, lugar del fuego hierático del Zodiaco, marca el momento en que la Conciencia en viaje se encuentra, después de todas aquellas experiencias de tinieblas y disgregación en su paso por Escorpio, fuerte y con una nueva conciencia: la de ser Espíritu.
Sagitario representa el camino del ser humano desde la condición animal hasta la de discípulo, el descubrimiento progresivo de su inmensa naturaleza Divina. Su fuego es el del Divino ganado. Un triunfo altísimo. Y la naturaleza con su lenguaje lo muestra…
guía al Solsticio de Verano, el momento del año en el que la gran noche oscura del otoño da paso al regreso de la luz, la cual gradualmente comienza a extender nuevamente sus horas durante el día.
Un infierno, con sus sombras, ya está detrás.
Y esta es la sensación que podría tener en los próximos días.
La de haber cerrado páginas desafiantes.
De haber llegado al colmo de la medida tolerable en muchas circunstancias.
Y después de tocar fondo, muchos de nosotros tendremos la oportunidad de experimentar el ascenso.
Ver la luz y la resolución de problemas.
Ser liberados.
Y el peligro aquí sería no creer lo suficiente.
Como Orfeo en el mito, que se gira un par de pasos antes de que la luz del Sol vuelva a iluminar su rostro y el de su amada Eurídice fuera del Inframundo.
Su lira había sido capaz de derretir el corazón de cada monstruo y del mismo Hades, pidiéndole de vuelta a su amada muerta. El dolor de Orfeo y la belleza conmovedora de su música había llenado el corazón de cada demonio, doblegándolo. Sometiéndolo. Creando empatía donde ni siquiera podía ser imaginada.
Se convierte en el más duro de los guerreros. No empuña una espada sino su lira. Persuade al gran rey Hades. Que le pide como única condición que no se vuelva a mirar a la amada que lo seguiría fuera de los confines de su Reino hacia el mundo de los vivos, porque Orfeo al final había vencido.
Hades pone como única condición la fe.
Frente al talento y al empeño demostrado, sólo le pide confiar plenamente. No volver sobre los propios pasos, no volver la cara atrás. Y Orfeo en cambio cae. No se fía. No puede creer que Eurídice con sus pequeños pasos lo siga a corta distancia. No puede creer realmente que su obra está terminada y los padecimientos terminados.
¿Y ustedes? ¿Son capaces de creer en ustedes mismos? ¿Sentirse más allá de lo que les ha tenido en una jaula hasta ahora? ¿Creer en lo bueno que se les regala?
Les deseo la fuerza intrépida de sus pasos y la fe necesaria para no recorrerlos hacia atrás. Seamos nuevos. Seamos divinos.
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