Las almas sensibles necesitan conexión.
Necesitan descanso, pausas, silencio.
De escucharse, de encontrarse, de no sentirse solas en su diversidad.
Necesitan belleza, armonía, intercambios auténticos y profundos, esencias puras, para recargarse y así poder seguir dando luz al mundo.
Necesitan música de verdad, flores, árboles para abrazar, vivir con los animales, cantar, reír, espacio para la ligereza.
Necesitan hacer lo que les gusta, porque para eso vinieron.
Necesitan libros escritos con el alma, expresar su voz en el arte, como en la acción, en la vida de cada día.
Necesitan hacer lo que creen, lo que realmente tiene sentido para ellos, hacer de sus pensamientos sus acciones, la coherencia entre lo que sienten y lo que ponen en práctica cada día.
Necesitan comunicarse con todas las criaturas, de manera libre y personal, aprender a distinguir las voces de sus Guías, de sus ancestros, de los espíritus libres de la Tierra.
Necesitan aprender a confiar, a leer los signos, a distinguir las energías sutiles de la naturaleza, de los elementos y de todos los seres.
Necesitan conexión.
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