La amnesia de la que todos somos objeto respecto a nuestra naturaleza Divina, tiene la tarea de hacer posible nuestro aprendizaje en esta dimensión. Idealmente nos imponen el silencio, pero no hay mejor manera de impedirnos hablar que la de no hacernos posible el recuerdo.
Estamos inmersos durante 10 lunas en un líquido llamado amniótico, antes de llegar aquí, que tiene la tarea de acoger nuestro desarrollo en la materia, pero que representa idealmente también ese mar que separa un mundo del otro.
El agua del olvido del que la mitología nos habla desde siempre. El agua del Lete, río del olvido.
Y el elemento agua, de hecho, siempre está en el borde del mundo. Siempre la encontramos donde termina una dimensión y comienza otra misteriosa. Ese mar que ya es símbolo de otra dimensión.
Y aquellos que tienen valores importantes en Piscis en la carta natal saben bien cómo funciona. Este contacto continuo con otros lugares que a menudo no pertenecen a este plano, la capacidad de captar lo que escapa a cualquiera, pero también la facilidad desarmante con la que todo se olvida, se pierde en un instante.
Cómo podría perderse un objeto que llevamos cuando una ola marina nos lo quita, dulce pero inexorablemente.
Le habrá pasado a todos.
Experimentar esa impotencia, esa sensación de posibilidad ilimitada que hace imposible recuperar un pequeño objeto en la profundidad móvil del mar. Un lugar donde todo se ve y todo cambia constantemente. Como en los sueños. Como en las alucinaciones.
Por otra parte, el recuerdo nítido de quiénes somos es algo que se permite a pocos.
Imaginen la belleza por un momento de lo que llamamos Almas. Nuestras Almas. Fragmentos de Sol. Fragmentos del Uno. Y cuando encontramos lo que realmente estamos llamados a hacer, esa actividad, esa situación, esa experiencia que hemos venido a encarnar es como si nos sintiéramos en casa, porque interceptamos la voluntad del Ángel Solar. Y es como tener conciencia de un tiempo más amplio y denso, ralentizado y aromatizado de eternidad.
Nos hace respirar más profundamente.
Presta atención a lo que te hace sentir en casa.
Es lo más valioso que tienes.
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