Mañana se forma la Luna Nueva en Cáncer, signo de una gran relevancia simbólica. Se llama la Puerta del Zodiaco. Es en la cuarta estación del viaje que la conciencia realiza en su recorrido de reconexión al Divino, donde se manifiesta por primera vez el sentir. Por eso es que allí nos toca vivir experiencias de gran búsqueda interior, para definir mejor nuestra identidad. Nos pregunta quienes somos. Nos plantea cuestiones a menudo incómodas, porque conocer nuevos lados de nosotros mismos significa sondear áreas profundas y no iluminadas.
Todo lo que no reconocemos y proyectamos en el mundo exterior, como si fuera una extensión voluminosa de un vestido demasiado largo.
¿Qué se esconde debajo de lo que ya sabemos de nosotros mismos? ¿Qué debe salir a la luz? La Luna Nueva nos plantea interrogantes sobre lo que es tiempo de dejar salir de la cuenca de nuestro inconsciente. Sobre las verdaderas identidades que aún mantenemos prisioneras de nuestros miedos y censuras. Como si fueran revelaciones, confesiones, verdades a recibir y cultivar.
El Cielo de este Novilunio sacará de la oscuridad partes de nosotros que aún no conocemos. Todo lo que se puede hacer es dejar que salgan a la superficie, que encuentren su propio espacio, que se amplíen y contribuyan a extender el perímetro de nuestra conciencia.
Por otra parte, Saturno, el Maestro, enfrenta a las luminarias desde Capricornio y les muestra una nueva perspectiva, una clave que lleva las relaciones simbióticas y dependientes a un nivel de autonomía, donde cada uno respeta al otro y se da la posibilidad de aceptarlo tal como es, manteniendo el espacio de identidad y de esencia.
Se abre una oportunidad de ver todas las proyecciones que hacemos sobre los demás y las demandas y peticiones para con ellos.
¡Qué liviana sería la vida si cada uno aprendiera a respetar el espacio del otro, siendo tal cual es y dejando que el otro sea, cada uno en su propia belleza y unicidad!
Feliz Luna Nueva.
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