Venus encuentra a Plutón y nuestra alma, aquella bajo todas las construcciones racionales y analíticas que nos pertenecen, tiene una gran sed de profundidad y transformación.
Todo lo que se ha construido en el campo afectivo/relacional hasta ahora que tal vez se sustentaba en pequeños compromisos de lo no dicho, sobre lo que sucederá…es destinado, si no cambia de forma, a quebrarse ante la exigencia de ver satisfechas necesidades muy profundas.
Aparecen cuestiones antiguas. Recuerdos.
Algo que ya no se puede vivir.
O te ama o nunca lo hará.
O deja a quien debe o se va al diablo.
Plutón, dios del Hades, es el gran transformador.
Un asesino despiadado.
Mata una parte de nuestras historias, de nuestra integridad interior, para devolvernos al mundo diferentes y más completos. Así que si un poco de amor nos mata, tal vez solo signifique preparar el terreno para una relación más funcional mañana.
Funcional a nuestra alma.…claro.
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