El equinoccio está aquí. Todos le notamos. Se ve desde el cielo brillante ya temprano por la mañana, se advierte bajo nuestra piel porque la energía equinoccial es potente pues profundamente polar. Se trata del impulso de los nuevos comienzos. Asociados al arquetipo Aries en el cual el Sol ya se encuentra.
En Aries la existencia se percibe únicamente en sí mismo. YO EXISTO es el lema de Aries y el fuego que hace posible esta aserción es el invencible de Marte, Dios de la guerra, de todas las batallas sagradas que hemos tenido que librar desde el nacimiento para decidirnos y seguir adelante. El impulso erótico de nuestro querer estar y existir. Así que esta es una fase del año en que estamos llamados a sentirnos vivos y a golpear sin demora todos estos botones interiores que nos lo permiten.
Todos podemos percibir cierta emoción por algunos cambios en nuestra vida si realmente escuchamos nuestras emociones. Sentimos en el fondo que debemos dar un salto cualitativo. Nos lo pide Urano in Tauro, que estimula los cambios, pero se convierte en una necesidad urgente y perentoria gracias a la energía del momento planetario. Hará exponencial el deseo de renacimiento que la primavera lleva dentro como una cadena propia de ADN porque lo coloreará con la necesidad de nuevos anhelos de armonía en nuestra vida. La energía de la ultima Luna llena es la de la saturación.
Es la que lleva al climax un movimiento interior del Alma y, por tanto, permite una liberación de fuerza que lleva a la maduración situaciones estancadas. ¿En qué situaciones ya no nos reconocemos? ¿Qué aspectos de nuestra vida necesitarían una actualización? ¿Cuáles necesitan ser balanceados porque son peligrosos? ¿Y cómo podemos permitir que la alegría y la energía fluyan de nuevo a nuestra vida, si es mucho lo que falta?
Y debajo de todo esto hay un río de agresividad y desafío tratando de abrirse camino. El mito nos advierte que la discordia o dualidad no se puede curar simplemente no invitándola al banquete o separándola de nuestra vida. La dualidad debe afrontarse para llegar a la ecuación IO= TÚ. Ama a tu prójimo como a ti mismo, es posible sólo después de haber experimentado todas las guerras de autoafirmación existencial. Sólo después de haber ganado una tierra estable y soleada en la que observar y notar que fuera es como es dentro y viceversa.
Si queremos una verdadera mejora de nuestra vida, debemos correr el riesgo de declarar la guerra a algunos aspectos de ella, y decidir y asumir todas las responsabilidades del caso. Debemos aceptar incluso la posibilidad de desencadenar nuestra propia Guerra de Troya.
Que el fuego de Marte ponga sus alas a nuestra renovada necesidad de armonía, paz y justicia.
Buen equinoccio!
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