Cada vez que encarnamos y dejamos el mundo del Espíritu de alguna manera nos perdemos. Olvidamos quiénes somos y de dónde venimos.
Quizás pasemos años en este mundo sin entender el sentido de nuestro caminar. Sin recordar que teníamos una misión.
Que todo contribuye, aunque no nos demos cuenta, al cumplimiento de esa misión. Sin entender que los enemigos son nuestros más preciosos y queridos amigos espirituales porque nos permiten evolucionar y que los amigos son en cambio aquellas almas queridas que nos permiten ver nuestra luz.
Pasamos años sin entender que la división entre nosotros es aparente y didáctica.
Pero esta es una noche en la que la Luz renace a nivel cósmico y viene después de un paso enorme.
Es una noche mágica en la que se puede encontrar la brújula.
Donde una intuición, un sueño, una sincronía pueden levantar un velo sobre el diseño de nuestra Alma.
Y basta con pedir.
Cada uno recibe la luz proporcional a su capacidad de sostenerla.
Pero nadie es la excepción.
Pide que haya luz sobre lo que aún no entiendes.
Ama las preguntas que te darán las respuestas en el momento debido.
Pide y escucha.
Sin juzgar.
Sin pensar que eres ingenuo o soñador.
Solo hazlo.
Pide tu luz.
Somos luz. Somos Amor. Buena Vigilia!
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